Es probable que ninguna otra parte de la Escritura haya tenido una influencia tan profunda en la historia de la Iglesia cristiana como la carta de Pablo a los Romanos. Lutero dijo de ella que «uno nunca puede llegar a leerla o a meditar en ella demasiado y, cuanto más se estudia, más deleitosa y apetecible resulta».
Esta epístola no es un documento dirigido solo a estudiantes de seminario o académicos. No es un tratado para expertos en teología. No se trata de un ensayo de instrucciones específicas para oficiales de la iglesia, o una disertación para predicadores o pastores. Es una carta: una carta escrita para personas normales. Romanos nos presenta el evangelio que amaba y creía el cristiano de a pie en tiempos del Nuevo Testamento. Es el evangelio que creían los hombres, mujeres, niños y niñas salvos por la gracia de Dios allí en Roma.
En este comentario, Stuart Olyott pretende presentar una introducción sencilla a la epístola a los Romanos para el lector contemporáneo. Su exposición busca tratar el mensaje principal del pasaje, evitando tecnicismos o críticas textuales rebuscadas.