Las familias sanas engendran naciones saludables: están unidas por un sólido fundamento espiritual en Cristo. Actualmente, la cultura reinante ha redefinido el matrimonio y la familia, y sus hábitos de pensamiento y sus costumbres predominan incluso en la Iglesia. Los padres necesitan seguir la pauta bíblica que asegura la integridad y la alegría en el matrimonio y la vida familiar, y un plan práctico para aplicar la sabiduría y el poder de la Palabra de Dios a sus vidas. La nación es un reflejo de la familia y ésta debe orientarse acatando una serie de principios y costumbres que iluminen la senda por la que ha de transitar el matrimonio y la vida familiar.