Siendo el alma tan preciosa, y la salvación tan gloriosa, es el punto más alto punto de prudencia hacer los preparativos para el mundo eterno. Es indiscutible que hay una herencia en la luz, y que la Sagrada Escritura afirma enérgicamente que debe haber una aptitud e idoneidad para ello (Col. 1:12). Si alguien pregunta: "¿Quién subirá al monte del Señor?" la respuesta es: "El que tiene las manos limpias y el corazón puro" (Salmo 24:4).
Describir a tal persona es el trabajo de este tratado que sigue.
Aquí tenemos la imagen del hombre piadoso, y lo vemos así en su personalidad.