Este libro parece ficción pero en realidad no contiene más que historias reales. Abarca los detalles de las vivencias en cárcel y del juicio injusto. Usted los podrá encontrar en este libro. En las cárceles chilenas, como en el infierno, nunca se tiene un buen día. Sin embargo, quienes nunca han experimentado este tipo de encarcelamiento difícilmente pueden imaginar el trato cruel, desconsiderado, descuidado e incluso bárbaro de los prisioneros confinados en este país "desarrollado", miembro de la OCDE. El libro relata las experiencias infernales en Chile, de un inmigrante nacido en Estados Unidos, que fue encarcelado injustamente por intento de homicidio. Los jueces, con prejuicios de izquierda, dictaron sentencia sesgada en un juicio oral empujados, influidos e impulsados por medios de comunicación nacionales abrumadoramente virulentos. En Chile, la legítima defensa está mal vista, especialmente cuando la víctima tiene un arma que le da una ventaja significativa sobre el asaltante (victimario). Además, los derechos naturales no son iguales en la política pública chilena; la vida es considerada más importante que la libertad, y mucho más importante que la propiedad privada. Eso significa, por ejemplo, que un hombre que defiende su automóvil o negocio con una escopeta será acusado de asesinato. En este libro, aprenderá cómo lo que sería un caso claro de legítima defensa en muchos países fué transformado en homicidios frustrado y tentativo por una fiscal deshonesta y abogados izquierdistas que rinden cuentas a nadie. Al igual que los jueces, los fiscales tienen poderes arbitrarios, así como libertad de acción, sobre la vida de los acusados que se encuentran ante ellos. En este libro, un año en la insoportable vida cotidiana en la penitenciaría de Valparaíso se describe con detalles vívidos. El lector podrá imaginarse viviendo en las deplorables y denigrantes circunstancias que sufren los presos chilenos, mientras fiscales, abogados, peritos, psicólogos y jueces obtienen enormes ingresos. Sacan provecho de encarcelar a criminales y, en ocasiones, a personas en gran parte o completamente inocentes. Los gendarmes también se benefician; por un lado de los contribuyentes que financien los gastos de las cárceles donde trabajan, y por otro proporcionando clandestinamente bienes prohibidos a los presos, a precios exorbitantes. Los mayores perdedores en este "negocio" son los convictos desventurados, cuasi esclavizados que se encuentran encarcelados, sus familias o simpatizantes, y los contribuyentes que pagan la factura del sistema de justicia penal chileno. ¡Los detalles vívidos de la vida real de peleas, asesinatos, vejaciones, malnutrición, degeneración y condiciones de vida inhumanas hacen que sea un libro difícil de dejar!