Durante la reforma en el siglo XVI, los Reformadores examinaron todas las doctrinas que ellos habían aprendido en la iglesia católica romana a la luz de las Escrituras. Reformaron los errores que encontraron y resumieron sus creencias en las confesiones de fe que muchos hoy en día siguen usando. Parece, sin embargo, que pocos se dan cuenta de que los Reformadores y los herederos de su teología consideraron la teología de Dios digna de recepción y repetición en la misma forma en que ellos la habían aprendido. Por medio de esa ignorancia general, la doctrina de Dios ha sufrido las desviaciones de personas que no saben que están desviándose. Este libro intenta presentar la doctrina de Dios de la biblia, de las Confesiones de fe, y de la iglesia, arraigando todo en la palabra de Dios.