Imagina el escenario: Un exitoso director ejecutivo negocia una fusión de compañías, y en el proceso evita cientos de despidos. Un artista completa un mosaico para exhibición pública en un banco, en el que retrata a héroes del barrio. Un contratista crea un programa de permiso laboral en cooperación con una cárcel local, aumentando el negocio y permitiendo que muchos expresidiarios enmienden sus vidas. Una escuela secundaria gradúa un 20 por ciento más de alumnos que el año anterior, y las notas promedio de la escuela aumentan en un porcentaje similar. Ahora imagina un desfile en las calles, alabando a Dios por cada suceso. Esa es la visión de Proverbios 11:10, donde los tsaddiqim las personas que ven todo lo que tienen como dones de Dios para ser administrados para sus propósitos realizan su vocación con miras al bien mayor.
Amy Sherman, directora del Centro sobre Fe en Comunidades y estudiosa de la mayordomía vocacional, analiza de qué manera las tendencias culturales relacionadas con nuestra vida profesional amenazan con desintegrar nuestra fe y nuestro trabajo, y de qué manera la propia iglesia, de formas grandes y pequeñas, ha contribuido a la erosión de nuestra idea de la vocación. Sin embargo, cuando la iglesia mantiene la mirada en un llamado del reino, el pueblo de Dios administra su fe y su trabajo para la justicia. Al hacerlo, bendicen al mundo, y en tanto que ellos prosperan, el mundo celebra.