Cuando observas la Cruz de Cristo, ¿qué ves? ¿La derrota de un hombre crucificado que sufre injusta y vergonzosamente?
No -dice el Dr. Lloyd-Jones-. Considerar la Cruz un fracaso es perder de vista el propósito y la gloria de ese acontecimiento decisivo que se produjo en el monte Calvario. Porque en Jesucristo, y especialmente en su muerte, Dios estaba cumpliendo una promesa hecha en el amanecer de la Historia humana. Estaba posibilitando que mujeres y hombres imperfectos tuvieran una relación personal con su Creador perfecto.
En el presente libro, el Dr. Lloyd-Jones muestra clara y detalladamente la veracidad de esta impresionante afirmación y analiza sus enormes implicaciones para todo el mundo en la actualidad.