C. T. Studd y su compañero estaban perdidos en la selva africana. Todas las advertencias que otros les habían hecho se amontonaron de golpe en sus mentes. Tenían la inquietante sensación de que estaban siendo observados. C. T. se estremeció al mirar fijamente el denso follaje que los rodeaba. Estaban completamente expuestos, claramente visibles para cualquier fiera o persona oculta en la selva.
Dotado de una determinación poco común y de un irónico sentido del humor, C.T. Studd buscó siempre una vida de plena dedicación a Dios. Jugador estrella del críquet inglés en su juventud, C.T. no hizo nada a medias. Al verse golpeado por una tragedia familiar y desafiado por las palabras de un ateo, el joven adinerado se convirtió en un misionero de intensa devoción.
C. T. Studd fue el primer misionero en llegar a muchas tribus en lugares remotos del Congo. Junto con la misión que fundó, Worldwide Evangelization Crusade, C. T. rehusó dar un paso atrás y abrió el camino para que los africanos escucharan el evangelio (1860-1931).