Los últimos dos siglos han visto el surgimiento de diversas corrientes que han captado la atención de muchos cristianos. El racionalismo del siglo XIX llevó a muchos al liberalismo. La teología de "auto-ayuda" de Finney engendró varios hijos, enfatizando "avivamiento", técnicas para hacer crecer la iglesia, y reduciendo la esencia del cristianismo a una mejora personal y social. La teoría de la evolución afectó a muchos sectores de la Iglesia, tanto en la teología como en las otras ciencias sociales. El existencialismo jugó un papel importante en el siglo XX para la formación de nuevas prácticas y sigue teniendo sus adherentes. La inestabilidad de la teología pentecostal ha conducido al "neo-pentecostalismo" y sus conceptos mágicos de fórmulas para el éxito y la superación personal. Y además los descubrimientos y promoción de los evangelios gnósticos a finales del siglo XX han dado mucha apertura a toda clase de aberración teológica. Soplados así por todo viento de doctrina, muchos cristianos se han desanimado, han abandonado sus iglesias y han perdido la esperanza de una Palabra cierta de Dios.
Hoy más que nunca apremia un fundamento para la Iglesia y para la vida cristiana. Dios no nos ha dejado sin testimonio, el cual otros en siglos anteriores han conocido y han confesado. En las confesiones conocidas como Reformadas encontramos un amplio y claro testimonio de la fe dejada una vez por todas a los santos. Con este breve resumen queremos presentarle al lector este testimonio con la esperanza de que pueda apreciar la grandeza y solidez de la fe verdaderamente bíblica.