Este libro establece los paralelismos que existen entre los aspectos espirituales de la cura de almas y la terapia psicológica. El paciente puede recibir ayuda tanto a través de una como de la otra. Una experiencia espiritual puede, de repente, abrirle los ojos; conducirlo a una convicción de pecado respecto a su agresividad y, de ahí, llevarlo a descubrir y desenmascarar los complejos que son la fuente de su desequilibrio. O puede también que un tratamiento psicológico, al enfrentarle con sus complejos y hacerle descender hasta la fuente de su agresividad, produzca en él conciencia de pecado, abriéndole la posibilidad de llevarla a Dios y encontrar descanso en Él. En este caso, la técnica psicoanalítica ha contribuido a una labor espiritual.