A pesar del evidente peligro de que todos acabaran ahogándose, los hombres de la expedición de Lewis y Clark remaron hacia los feroces rápidos. Absorbidos por los turbulentas aguas, sus canoas se inclinaban y giraban violentamente, golpeando las afilados rocas. Pero los hombres siguieron remando; llegarían al Océano Pacifico o morirían en el intento.
Meriwether Lewis había recibido de manos del presidente Jefferson el encargo de liderar una osada expedición, tan extraordinaria que se transformaría en una de las más famosas de la historia. Meriwether escogió para coliderarla al capitán William Clark. Juntos arrostrarín la misión de encontrar una ruta por tierra hasta el Océano Pacifico, al tiempo que recogían toda la información posible sobre los miles de kilómetros de territorio inexplorado por el que debían abrirse paso.
Cuando aún era un niño, ya ere conocido por su valor y su capacidad de mantener la calma en medio del peligro. Ahora estaba decidido a superar la vasta tarea que había puesto ante él una nación ansiosa por conocer lo que había más allá de los márgenes del mapa (1774-1809).