En la pequeña provincia de Yehud, en el siglo VI a. C., el profeta Zacarías estaba entregado por completo a las realidades de su propio tiempo, pero nunca se encerró en ellas. Sabía que la vida presente debía vivirse a la luz de un día futuro en el que “el Señor será uno, y uno su nombre , y en el que ese Dios “será rey sobre toda la tierra (Zac. 14:9). La firme convicción de que el reino de Dios vendría, y que su voluntad se cumpliría por muchos obstáculos que los seres humanos pudieran poner en su camino, era lo que dirigía la predicación de Zacarías. Esta seguridad inquebrantable proporciona ese carácter tan especial al libro de Zacarías y unifica sus distintas visiones y oráculos. La exposición magistral y perspicaz de Barry Webb nos desafía a apropiarnos de la convicción de Zacarías y a centrar nuestro anhelo por el reino de Dios en la persona de Jesús, el Mesías.